AsÃvemos claramente, que Dios no es más diferente en el Nuevo Testamento de lo que es en el Nuevo Testamento. Dios, por Su misma naturaleza es inmutable (sin cambio). Y aunque veamos un aspecto de Su naturaleza revelada en ciertos pasajes de la Escritura más que otros, ÉL en Sà mismo, no cambia jamás.
z8dV.